La importancia de tener un enemigo

Una de las instituciones más útiles en la vida es el enemigo. No me estoy refiriendo a enemigos como, por ejemplo, el dueño del guajolote, vecino de mi amigo Sergio, o mi propio vecino, amo de la perrita que se la pasa llorando los fines de semana.

A lo que me refiero es a un enemigo más abstracto, como: la iniciativa privada, los masones, el gobierno, los comunistas, las empresas trasnacionales, los judíos, el imperialismo, los intelectuales, etc., etc.
¡Vivan todos y cada uno de ellos! Nos ahorran el trabajo de pensar. Las cosas van mal, no hay duda. Pero no necesitamos devanarnos los sesos para averiguar por qué van tan mal.
Ahí está el buen enemigo que con angelical paciencia carga con todas las culpas.
En comparación con él, el papel de los amigos es más bien pobre.

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