-No soy un hombre real. No soy un hombre como los otros,
un hombre con huesos y músculos, un hombre generado por hombres.
Yo soy –y quiero decirlo a pesar de que tal vez no quiera creerme
- yo no soy más que la figura de un sueño. Una imagen de Shakespeare es, con respecto a mí,
literal y trágicamente exacta: ¡Yo soy de la misma sustancia de que están hechos los sueños!
Existo porque hay uno que me sueña, hay uno que duerme y sueña y me ve obrar y vivir y moverme
y en este momento sueña que yo digo todo esto. Cuando ese uno empezó a soñarme, yo empecé a existir;
cuando se despierte cesaré de existir. Y soy una imaginación, una creación, un huésped de sus largas fantasías nocturnas. El sueño de este uno es tan intenso que me ha hecho visible incluso a los hombres que están despiertos. Pero el mundo de la vigilia no es el mío. Mi verdadera vida es la que discurre lentamente en el alma de mi durmiente creador.